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Un Neuman muy tranquilo

Actualizado: 15 nov 2022

Siempre me he preguntado si eso de que el arte sensibiliza al consumidor es cierto o está dicho por personas que no tienen más de qué hablar.

Entré a la ponencia de “Neuman narrador” a las 5:10 de la tarde, me hice adelante y pese a la miopía distinguí un estilo fresco de colores oscuros y cabello largo. No había un interés de mi parte para estar ahí. Me fui de la sala en una ocasión. Cuando volví me senté en la fila de la derecha.


- Y era la cabaña VIP porque tenía baño… Y yo como no era tan budista todavía, me pareció que necesitaba baño – dijo Andrés Neuman. Ahí decidí que me quedaría.


Entre muchos temas, varios nunca habían pasado por mi cabeza. Neuman tenía la habilidad de hablar de cosas interesantes, por segundos complejas, pero para las que siempre tenía un apunte que él sabía que haría reír. No pude descifrar el ritmo de su conversación pero definitivamente tiene una habilidad de narrar que antoja a leerlo.


Después de un espacio en el que hizo reír a todos con su libro “Barbarismos”, hubo un cambio hacia la intimidad y empezó a contar acerca de “Umbilical”. Juan Carlos Pino le preguntó sobre la construcción del padre, la relación con los feminismos y las nuevas masculinidades.


- ¿Cómo se cuenta un parto en el cine en blanco y negro? – dijo Neuman – Hay un señor con una corbata y un sombrero fumando en un pasillo de un hospital, yendo de arriba hacia abajo esperando a que den la noticia de si ha sido niña o niño. Entonces, esa es la escena, la paternidad fuera del cuerpo, la vida y la muerte se están jugando en el otro lado, en el fuera de campo, y vemos al hombre excluido y autoexcluido del territorio donde se está disputando el cuerpo y la vida.



Su concepción de la paternidad se salió de la experiencia como padre. Se volvió una crítica que además pone sobre la mesa su experiencia como hijo de dos artistas que le han volcado a una evidente empatía y sensibilidad que en pocos se reflejan. Y aunque Neuman mencionó la carencia física de su madre, él relata sus pensamientos desde ella y desde su violín.


Su pierna reposaba sobre su rodilla, hacía círculos en todas las direcciones con un movimiento muy fluido de manos y asentía continuamente a lo que decía Juan Carlos.


En cuanto su ponencia terminó nos acercamos a él, quien a pesar de los afanes que le exigía el evento nos atendió sonriendo y con más amabilidad de la que esperábamos. Giró hacia nosotros, nos extendió una mano y ahí mismo me presenté. Conversamos un poco y nos aseguró una entrevista. En cuanto Neuman salió de la sala para invitados donde no teníamos acceso se cruzó con nosotros y cedió toda su atención ignorando la carga protocolaria de la que iban muy pendientes quienes le acompañaban.


- ¿Cómo lograste que algo tan íntimo como tu paternidad sea algo que entienden todos? – le dije.


- … Cuando tratamos de ser políticos de manera muy deliberada se genera algo de pose y también de panfleto. Aunque parezca una contradicción, cuando hacemos un trabajo honesto con la propia intimidad suele ser más compatible y más colectivo… - respondió.



Con un par de preguntas más que resolvió sin acelerarse, dándonos de sí toda su seriedad, pero, además, demostrando con su lenguaje corporal que estaba en su terreno, generó fácilmente un ambiente de cercanía en el que provocaba seguir conversando. Se despidió de puño, después de un par de fotografías, y a mí me dio un abrazo por un lado con dos palmadas en mi hombro izquierdo después de que le mencioné que me era muy personal una de sus respuestas.


Antes de irse se inclinó hacia nosotros como si quisiera agregar algo, o que agregáramos algo. Se dio la vuelta y quienes le esperaban casi que se esparcieron para abrirle espacio en medio de ellos.



En cuanto se fue, un amigo se acercó y me contó que cuando estaban en la sala de invitados Neuman había insistido en que nos daría la entrevista primero a los estudiantes del medio universitario y posteriormente haría lo que corresponde al protocolo. Puedo dar testimonio de que nos trató con la seriedad que nunca habría esperado de un ponente de talla internacional y me dejó claro que mi trabajo vale como el de todos los que participamos de alguna forma.

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